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Desafío de la comunicación en tiempos de pandemia: la reconstrucción del vínculo con el votante


 La emergencia sanitaria por la pandemia de Covid 19 ya hace más de un año se adueñó de las agendas de los medios de comunicación y de los gobiernos y desde ese momento la información gira en torno a la cantidad de infectados, la cantidad de muertos, las restricciones y las pequeñas libertades que se otorgan como premio a los distritos que fueron obedientes y lograron bajar la cantidad de contagios.

La nueva normalidad cambió los escenarios políticos. Ya no está bien visto el "timbreo"; las nunca bien ponderadas, pero siempre presentes, reuniones de comisión o equipos de trabajo "integradas por vecinos y profesionales que aportan sus conocimientos para conformar un plan de gobierno acorde a las necesidades del distrito" son un potencial foco de contagio y ni hablar de las actividades barriales que congregan a pequeñas multitudes (generalmente militantes) para hacer proselitismo mientras se realizan labores comunitarias.

Esta nueva normalidad exige repensar el espacio público y replantear las plataformas de comunicación, empatía y escucha activa para retomar la relación con los ciudadanos. Para posicionarse como merecedores del voto popular, los partidos políticos y los candidatos se enfrentan a un entorno cambiante muy ligado al entendimiento del humor social.

Mientras tanto, los aspirantes a representar al ciudadano de Necochea giran como una calesita y todavía no le "encuentran la vuelta" a las nuevas alternativas de la militancia, a adecuar los discursos a ese humor social que antes mencionamos. Encuentran en las redes sociales un canal alternativo, una pantalla nueva para "venderse" al elector pero no logran adecuar el mensaje, "lo que muestran" son las mismas actividades y estrategias que se vienen impulsando en los últimas dos décadas.

El político resulta en consecuencia ser el elemento "extraño" en las redes sociales, llega con sus fotos aburridas e idénticas, con su lenguaje estructurado e intenta penetrar en un ambiente donde no está cómodo y termina resaltando de manera negativa. El principal error está en gestionar las redes sociales como una recopilación de recortes periodísticos sin dejar ver el aspecto personal del personaje en cuestión. 

El municipio (concejales incluidos) es un ámbito ideal para una comunicación "cuerpo a cuerpo" con el vecino. Es el primer eslabón en el sistema representativo de gobierno y por ende el que más cerca está del "representado". Sin embargo encontrar un concejal, un funcionario dispuesto a fomentar ese diálogo no es habitual. No hay feed-back, ni retroalimentación ni diálogo, solo un monólogo en el que el receptor del mensaje apenas puede levantar el pulgar y quedar colgado con una consulta sin respuesta.





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