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Por la contaminación que genera Puerto Quequén cuatro de cada diez vecinos sufren problemas respiratorios


El caso Melisa Nuñez puso la operatoria de Puerto Quequén y las consecuencias de la falta de controles y políticas medioambientales sobre la vista del público pero como suele ocurrir, el tiempo cubrió todo con su manto de olvido y acá no pasó nada.


Pocas veces la problemática que genera la operatoria portuaria llegó a debatirse en el seno del Concejo Deliberante, pocas, muy pocas veces se habló de como afectan a la salud de los vecinos los negociados que se traducen en millones de dólares que se cuecen en las oficinas de Puerto Quequén; no importa si en el camino se anteponen a la vida y la salud de los vecinos y la fauna de la región. 



Es cierto que ni el Concejo Deliberante, ni el municipio tienen injerencia directa en la operatoria portuaria, sin embargo este último cuenta con un miembro en el directorio del Consorcio de Gestión de Puerto Quequén que debería velar por los intereses del vecino de Necochea, llevando a la mesa de toma de decisiones las políticas en materia de un medioambiente saludable marcada por el municipio exigiendo por ejemplo,  planes de adecuación de equipos que permitan mitigar el efecto del polvo y particulado en los procesos de carga. 


Quequén contaminada


Estudios realizados por la cátedra de toxicología ambiental de la Universidad Católica de Córdoba, indican que cuatro de cada diez personas que viven cerca de las plantas de acopio de cereal, sin controles medioambientales, como ocurre en la terminal portuaria capitaneada por Jorge Alvaro, sufren problemas de alergias y enfermedades pulmonares.


La nube de polvillo y granza que permanentemente sobrevuela la zona aledaña al puerto, especialmente en la margen de Quequén, es materia de quejas por parte de los vecinos. Desde hace más de una década que se están elevando notas y pedidos a las autoridades municipales y provinciales, al Concejo Deliberante y organismos de control, sin respuestas positivas. 


Más allá de las problemáticas con las que conviven los vecinos, el puerto no se toca, y el silencio unánime está ligado a los intereses millonarios de los operadores que no siempre coinciden con las necesidades y requerimientos de los vecinos. Una especie de principado que toma todo lo que quiere (hasta el agua potable) y aporta poco y nada.



El programa "Puerto-Ciudad" que impulsó con éxito el intendente Arturo Rojas mientras se desempeñó al frente de la estación marítima abrió la puerta a obras financiadas por el puerto que tuvieron un fuerte impacto en la comunidad. 


En este sentido se concretó el paseo y mirador pegado a la Escollera Sur, la pavimentación de las calles de ingreso a Escuelas y Hospital Irurzun pero la obra más esperada que es la reconstrucción del Puente Ezcurra quedó relegada al olvido.







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