Puerto Quequén: los negociados de las multinacionales encima de la salud ambiental
Puerto Quequén es un tema tabú para la política necochense. Nadie se anima a cuestionar las políticas ambientales que rigen a uno de los puertos más importantes de la Argentina mientras los vecinos sufren las consecuencias de la contaminación.
Durante décadas el polvillo, la granza, los agroquímicos han formado parte del aire que respiran los vecinos de la zona aledaña al puerto. Las cerealeras, los depósitos de fertilizantes envenenan impunemente sin que el poder político de la ciudad se de por enterado.
Ni siquiera el desastre ambiental más trágico ligado a la operatoria portuaria ocurrido en abril de 2015 que truncó la vida de la joven Melisa Nuñez y dejó secuelas gravísimas en la salud de decenas de vecinos motivó a la casta política necochense a involucrarse de lleno en regular y exigir el cumplimiento las normativas que rigen a las cerealeras.
Aun se sigue utilizando Phostoxin (el agrotóxico que causó el acidente) , fumigante sólido a base de fosfuro de aluminio, carbamato de amonio e ingredientes inertes, en el control de plagas de los granos almacenados. Este producto altamente contaminante libera gas fosfina que puede reaccionar con la humedad en los pulmones para formar ácido fosfórico, que puede causar ampollas y edema. La manipulación irresponsable de este producto causó la muerte de Melisa.
La casta política ausente
El Concejo Deliberante le esquiva el cuerpo al debate de como afectan a la salud de los vecinos los negociados que se traducen en millones de dólares que se cuecen en las oficinas de Puerto Quequén. No importa si en el camino se anteponen a la vida y la salud de los vecinos y la fauna de la región, el silencio otorga impunidad.
Es cierto que ni el Concejo Deliberante, menos el Municipio, tienen injerencia directa en la operatoria portuaria. Sin embargo, este último cuenta con un miembro en el directorio del Consorcio de Gestión de Puerto Quequén que debería velar por los intereses del vecino de Necochea, llevando a la mesa de toma de decisiones las políticas en materia de un medio ambiente saludable.
Impacto en la salud
En varias ocasiones desde este medio recordamos el estudio realizado por la cátedra de toxicología ambiental de la Universidad Católica de Córdoba que indica que cuatro de cada diez personas que viven en cercanías de las plantas de acopio de cereal, sin controles medioambientales, como ocurre en nuestra terminal portuaria, poseen problemas respiratorios y, eventualmente, alergia, debido a la emisión de polvo de soja, trigo y maíz.
La investigación anuncia que “eso comenzó a ocurrir en los años 70, cuando las cooperativas construyeron sus propias plantas en lugares alejados que, posteriormente, el desarrollo urbano las dejó rodeadas de casas”.
El polvillo y granza que permanentemente sobrevuela las zonas aledañas al puerto, especialmente en la margen de Quequén, afecta gravemente y es motivo de queja por parte de los vecinos hacia los organismos, tanto provinciales como municipales.
No obstante lo dicho y las denuncias de vecinos y ambientalistas, el Concejo Deliberante se encuentra estudiando una nueva solicitud de excepción para la construcción de una planta de fertilizantes en los alrededores de las calles 574 y 581 de Quequén. Vale recordar que los pedidos de excepción se realizan cuando la actividad no está permitida en el código de urbanización.
Otro punto importante que está afuera de la agenda política, es la falta de centros de disposición de residuos tóxicos y de envases de agroquímicos altamente contaminantes y riesgosos para la salud. Eventualmente se encuentran en los basurales a cielo abierto que pululan por la ciudad este tipo de residuos e incluso envases de photoxín descartados en las cercanías de escuelas o plazas.
El jefe de los fiscales es Gerardo Conte Grand. Macrista
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